Sobre “Máquina Hamlet” de Heiner Muller
con puesta en escena de Marcela Fraiman.
De ahí no nace el arte. Acaso el arte sea una enfermedad” H.Muller
En Argentina el grupo “El periférico de objetos” realizó una puesta memorable en 1995, espectáculo que los consagró como uno de los referentes más importantes del teatro argentino de las ultimas décadas.
Heiner Muller indica en varios de sus escritos que dos motivos lo persiguieron durante años: la historia de Alemania y Hamlet de William Shakespeare.
Con ambas se confrontó: “Germania” en donde a su manera trata de indagar sobre los acontecimientos más importantes del siglo XX, como son la revolución fracasada de 1919 y el nazismo; a Hamlet lo espera “Hanletmaschine”
“Mi interés principal-dice Muller- cuando escribo teatro es destruir cosas. Durante treinta años me obsesionó Hamlet, de modo que escribí un breve texto, Hamletmachine, con el que intenté destruir Hamlet (…) Creo que me impulso más fuerte consiste en reducir las cosas a su esqueleto, arrancándoles la carne y la superficie…”
Los que asistimos a la puesta de Marcela Fraiman podemos establecer conexiones entre la búsqueda de Mulller, y el espectáculo que nos propone la directora.
En principio hay un espacio esquelético, contemplamos los vestigios de algo que alguna ves fue y ya no es, un territorio propicio para “fantasmas”, “restos” o “fragmentos” de alguna pretendida totalidad.
Estamos en presencia entonces de un espacio en ruinas, que interactúa de manera lúcida con un texto, que intenta dar cuenta de una historia en ruinas, de fragmentos de un relato revolucionario, de una vanguardia teatral al que le falta un sujeto histórico, de espectros mutilados que pujan por volver para vengarse y no encuentran carnadura, de una barbarie disfrazada de cordura.
La potencia de las imágenes de esta obra, encontraron el espacio adecuado para su realización, pero para alcanzar una verdadera eficacia, debía encontrar a alguien que pudiera articular de manera coherente texto-espacio-actuación, y esta directora lo logró; porque supo aprovechar cada unos de los rincones pudiendo desconcertar perturbar e inquietar al espectador.
La iluminación interviene de manera decisiva en su búsqueda estética, produciendo con su utilización “iluminaciones” sobre la obra, dotando a lo visual un lugar preponderante, lo cual es conceptualmente coherente con lo que esta poética exige.
“La verdadera diversión de la escritura estriba en el placer de la catástrofe” dice Muller, mucho de tales palabras encontramos en el espectáculo…Una pareja desayuna placenteramente mientras las catástrofes cotidianas desfilan en un periódico…Una pareja ríe en las butacas de un cine mientras vomitan palabras que los capturan de manera brutal…
Al final en un espacio a oscuras aparece iluminado un féretro ¿El féretro del padre de Hamlet? ¿De Europa? ¿De la historia? ¿De la razón? ¿De la revolución? ¿Del arte? ¿De la vanguardia?...
Si un espectáculo provoca tales preguntas, logró aquello que proponía Muller “No me interesan respuestas ni consignas, no puedo ofrecer ninguna. A mi me interesan los problemas y conflictos”
Los sábados a las 21 hs en El Crisol, Arismendi 2658 (a 3 cuadras de Est Los Incas de Subte B) Tel 4523-7605
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