Primera misión
COLABORACIÓN: K. Ese. Escoria
El sargento Hoyos no estaba en su primera misión, al menos no en su primera misión teatral, se nota.
La obra comenzaba con un efecto doppler (por así decirlo): subes gradas, para, de repente, darte cuenta de que estas bajo mar. Interesante, y entonces pregunto “¿Cuál línea del subte es esta?” (Porque a lo mejor abrieron una línea W que pasa por ahí, yo no sé, no soy lugareño). Mi acompañante me pegó un codazo en las costillas que me hizo reprimir un grito y entre el dolor y la angustia de estar moviéndome debajo de Buenos Aires, comenzó la obra.
El acto de reproducción humana, siempre ha sido un tabú para mí, así que me costó engancharme de inicio, aunque tenía al excelente personaje del sargento Hoyos quien se desgañitaba en unos gritos y sonidos guturales, tan agudos que de no ser que estábamos en un submarino, hubiesen roto mis anteojos.
Pero la trama se hacía más compleja y yo que nunca fui avispado, me distraía por momentos pensando ¿cuánto faltará para la navidad? Y los actores lograban sacarme del peso de la duda que me aquejaba, con excelentes recursos actorales, y el director con excelentes recursos escénicos (el niño caníbal, mezcla de Alien con Samanta del Aro, de dientes puntiagudos y mirada asesina, se ha convertido en un clásico del teatro contemporáneo).
Y hay momentos, muchos momentos que se me quedaron de la obra, por los cuáles ahora:
- Seré incapaz de subirme a un submarino con cualquiera que pese más de 65 kilogramos.
- No aceptaré ofertas pretenciosas de dominación mundial.
- No logro todavía entrar tranquilo a mi baño, tengo esa sensación de que una abominación de la naturaleza se va a colgar por alguna rendija.
- Desconfío más de los militares hoy, de lo que desconfiaba ayer.
- Desde ahora odio la navidad. (Bueno de hecho siempre odié los arbolitos con sus luces estilo discoteca de los 80).
- Si mi tía vuelve para hacerme algún arrullo, le morderé la nariz en el acto.
- Miro con desconfianza paranoica a mi sobrino de 1 año, me mira y le crecen los dientes de leche poco a poco (¡horror!).
En fin, se me removió la consciencia y por ello estoy agradecido al trabajo de la gente de La Patria Submarina, Primera Misión.
Hola, me hiciste cagar de la risa con lo último que escribiste.
ResponderEliminarAprovecho para agradecer el resto de los comentarios sobre la obra, realmente es muy lindo ver que hay gente que se interesa y conmueve con lo que uno hace.
Un gran abrazo
Pablo Iglesias