124, 125,126…
K.Ese.Escoria.
Entonces…
Era una noche inocente, había quedado en ir al teatro a ver una obra que tenía de título un número. Me confundo inicialmente, es 124 o 12 y 4 o 12.4. El tema es que parecen ser los primeros tres tiempos para marcar un comienzo en la música
1
2
4!
Y hay un baile, ¡cómo se mueven los condenados! Parecen poseídos por el mismísimo acorde. Y ella se mueve como ninguno, es una diva del movimiento. Van de un lado, al otro. Parecen reptiles ¿o parecen monos? ¿O son una mezcla mutante de ambos? Son el eslabón perdido, tienen caras de idiotas, de extravagantes ciudadanos, caras mutantes, caras de caras. Hacen ruidos extraños, ¿hablan el lenguaje de E.T? ¿Están poseídos por algún demonio milenario? (la luz roja parece indicar que en algo el diablo interviene). ¿Estoy viendo en vivo una posesión? Ahora son dos en uno, los pies de uno son el cuerpo del otro y viceversa, definitivamente una criatura kafkiana, no, parece un ser mitológico de un Tolkien atravesado, es un bestiario con cara de hereje. Ilusiones, ¡maldita sea! ¿En qué momento me engañaron? ¿Cuándo se fue? Son Mandrake, son los que hacen el WOW del subte, son unos prestidigitadores de sus propios cuerpos, esconden sus manos, sus caderas, sus brazos, sus piernas. Ahora la ves… ¡ahora no lo ves!. Los comienzo a maldecir, ya no me causa gracia su coreografía, concuerdo con ella ¡Paren esa mierda de blues de negros o lo que sea! ¡Paren y háganme el favor de explicarme qué maleficio es esta obra? Son unas calaveras ocultas en pieles, son el disfraz de algún bicho extraviado. Son tremendos, son de fábula. Eso son. Eso no son. O ¿usted qué opina?.
Vayan a verlos, a ver si me sacan la duda y el quilombo de la cabeza.
A ver si me dejan en paz sus imágenes por las noches que atormentan mis sueños infantiles.
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