El
silencio de la familia
La obra que recibió el premio “S” a la
creación y el premio Florencio Sánchez en la categoría “Revelación femenina”
para su actriz Martina Juncadella -y la nominación al mismo premio en el rubro
Escenografía a cargo de Mariana Tirantte- realizará una temporada de 6
funciones en Buenos Aires antes de su partida como obra invitada especial al Noorderzon
Performing Art Festival (en Groningen, Holanda, con funciones el 18,
19 y 20 de Agosto) y al Zürcher Theater Spektakel, en Zurich
(Suiza) con funciones el 23, 24 y 25 de Agosto.
La Laguna propone la instantánea de un padre y
sus dos hijas, de pronto detenidos en un auto en medio de la ruta por la que
viajaban; suspendidos en el tiempo -o apartados del tiempo real- y atrapados en
el suyo subjetivo. En ese estado singular, el hombre regresará al pasado, ante
la mirada de las dos adolescentes. En la obra -que resalta
intencionadamente los rasgos infantiles que perduran a través de los años- los
tres personajes vuelven a ser niños y así –por ejemplo- cantan y bailan como
entonces, armando una suerte de resistencia contra el paso del tiempo.
“La Laguna” además fue editada por
“Interzona” junto a otros textos de dramaturgos nacidos en 1980, en una
selección a cargo de Ricardo Dubatti.
“La Laguna”, escrita y
dirigida por Agostina Luz López, es una obra que describe el silencio; la
tensión está en lo que no se dice, lo que no está en el discurso verbal; pero
expone a unos personajes que pueden o no soportar aquello que fue su vida.
Al principio, “La
Laguna” expone el vínculo de una hija con su padre; la hija trata de estar
conectada siempre a él, que le preste atención, que juegue con ella, que le
haga cariños, que le escuche, que le haga caso. Hay algo perturbador en la forma
en que ella pronuncia la palabra “papá”, ya que constantemente usa esas cuatro
letras para demostrarle algo; pero, la vida entre ellos dos parece ser un
silencio constante que la hija no quiere soportar.
Luego, aparece la
otra hija. El padre se va un rato a nada a una laguna que está cerca mientras
que la otras dos conviven ese silencio familiar con la excusa de tomarse el
regalo de la abuela. Es un trío familiar donde la tolerancia puede tener su
fin. Muy buen trabajo por parte de los actores, de estar atento constantemente y jugarse esa propuesta de actuación.
“La Laguna” tiene el dispositivo
de presentar algunos elementos reales, como la parte del asiento de pasajeros y el baulero de la carrocería de un auto azul, la bebida, los cigarros, la comida,
el silencio. El diseño de la iluminación es absorbente y muy puntual, juega con lo claro-oscuro. La escenografía y el vestuario son realista y con muchos detalles, aunque hay momentos que con tanto realismo hay elementos importantes que están a cargo de la
convención teatral e imaginación del público, por ejemplo el campo.
En “La Laguna” lo más importante es lo que sucede en el auto,
dentro de esa parte trasera de la carrocería azul, lo que lleva ahí, lo que
esconde en el baulero, las cosas que sacan, siempre salen con la excusa de
calmar o recordar algunos felices momentos familiares y también es el detonante de algo. ¿La familia, las dos hijas y el padre
tienen todo lo necesario paras ser felices?
“La Laguna” una muy
buena pieza de la familia argentina pero que sale al campo: la parte trasera del auto se
convierte en la sala de estar y el campo es la casa de esta familia que se
resiste a estar fragmentada, a ser irrumpida por la tristeza, a convertirse en
la típica visión de la disfuncionalidad.
“La Laguna” es una
obra que se encuentra los sábados a las 20:30, en el teatro El Extranjero,
calle Valentín Gómez 3378; reservas al 4862-7400.
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