23 sept 2012

AVIONES ENTERRADOS EN LA PLAYA



En un muelle, un pescador cuenta anécdotas a un desconocido con la esperanza de que, a cambio, el desconocido diga algo. No hay otras vicisitudes. Al igual que un caleidoscopio, Aviones enterrados en la playa es una construcción regular, un material que se refleja en función de cómo se mire." Luis Cano

Estos aviones caen a la playa de nuestro oído para llenarlos de poesía, y ¡se agradece!

De entrada el universo que se nos presenta es muy mágico, el relato –por denominarlo de alguna manera- emerge del fondo marino para respirar un poco de la mano de un personaje que puede ser percibido desde una función de narrador, y volver luego a sumergirse en el mar para flotar entre boca y boca, así nos hundimos a gusto con la presencia del vacío y de la poseía escénica.

Tanto las palabras que pueblan este universo, como el lenguaje corporal, musical y estético; nos hablan de que existe aquí una verdadera apuesta que no teme a experimentar y arriesgarse en el juego del lenguaje, los ritmos y sonidos. Además de la pulcritud y orden de la puesta en escena.

Por su parte, el elenco sabe muy bien transcribir la esencia de la pieza, aportando con lo mejor de su talento y oficio, esto hace que el viaje sea cautivante y no azaroso; por lo general existe una especia de “reticencia” o “miedo” a lo poético, pues se le lee desde el prejuicio que la liga con lo hermético. Sin embargo, esto no sucede en AVIONES ENTERRADOS EN LA PLAYA, el juego de los actores hace de éste un viaje que fluye por los senderos de la palabra, cuya poesía apela a un imaginario que abre mundos despertando nuestra imaginación.

Federico González Bethencourt, Francisco Grassi, Leonardo Murúa, Román Lamas, Mauricio Minetti son actores muy astutos, predispuestos a hundirse y ahogarnos en este mar de sentidos. Es increíble el juego latente que fluye entre ellos por medio de la presencia, la atención y de no caer en lugares comunes para encontrarse con los hechos, las palabras y ¡se agradece!

Desde un tiempo hasta ahora, la poesía ha estado bastante alejada del teatro, el diálogo fue el que se impuso, un dialogo coloquial, cotidiano, marcado de “realismo”. Por ello, el que aparezca una propuesta que se plantea enfrentar o encontrarse con el desafío teatral tomando como punto de partida el uso de la poesía y su inconmensurable poder creador, es algo que se aprecia; puesto que nutre la escena local y nos hace conectarnos con una parte esencial de lo humano, aquella que no se explica pero que siente. 

Este hermoso trabajo para disfrutarlo con todos los sentidos está los domingos a las 21:00 horas en NoAvestruz, espacio de cultura, Humboldt 1857. Reservas a: 4777-6956 ó reservas@noavestruz.com.ar

Elenco: 
Federico González Bethencourt, Francisco Grassi, Leonardo Murúa, Román Lamas, Mauricio Minetti
Diseño de iluminación: Ricardo Sica
Dirección de voces: Tian Brass
Música: Federico Marrale
Escenografía y vestuario: Mercedes Arturo
Fotos: Paola Toriano
Piezas gráficas: Laura Rovito
Producción ejecutiva: Alejo Sambán
Producción artística: Constanza Balsátegui
Coordinación de producción: Gabriel Cabrera
Asistencia de escenario: Diego Becker
Asistencia de dirección: Micaela Picarelli
Dramaturgia y dirección: Luis Cano



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