MANIFIESTO DEL ACTOR
Próspero,
antiguo duque de Milán se encuentra exiliado en una isla desierta junto con su
hija Miranda. Muchos años han pasado desde la traición que Próspero
sufrió a manos de su hermana (Antonia) y del rey de Nápoles (Alonso). En estos
años de exilio Próspero logró doblegar las fuerzas mágicas que habitan en la
isla, haciendo de Ariel (espíritu celeste) y Cáliban (hijo deforme de la
hechicera Sicorax) los súbditos de sus deseos.
El rey de
Nápoles, acompañado por su hermano Sebastián, por Antonia (hermana de Próspero
y actual regente de Milán), Ferdinando (hijo del rey Alonso) y Francisca
(sirvienta) sufren un naufragio que los arrastra hasta la isla mágica.
Así, por medio de la magia, Próspero intentará vengar los tristes años de
exilio que ha sufrido.
Sin embargo
en el desarrollo de la pieza Ferdinando se enamorará perdidamente de Miranda;
Antonia y Sebastián intentarán asesinar a Alonso creyendo ver una posibilidad
de acceder al trono; Cáliban acompañado por dos marineros del barco
intentará asesinar a su amo Próspero para quedarse en posesión de la Isla y
Miranda.
Cuatro
actores encargados de encarnar estos personajes saltan de un rol a otro armando
paso a paso la representación de este clásico de la literatura dramática. Sus
cuerpos, así como el espacio que habitan, se resignifican una y otra vez
a fin de poner en escena los mecanismos de poder que los unen y
separan.
No resulta
evidente enfrentar un proceso creativo basado en una obra clásica, mucho cuando
se trata de Shakespeare, referente obligado del teatro occidental. Más aun
cuando lo que se pretende es trabajar un texto suyo desde la desarticulación
del mismo. Este es el desafío que enfrenta Francisco Grassi y su equipo a la
hora de proponer como espectáculo “La Tempestad” partiendo sobre la idea de
indagar en los mecanismos que erosionan la pieza, lo cual impone un amplio
conocimiento de la misma, como requisito base.
Es así como lo
primero que salta a la vista al presenciar el espectáculo es el amplio trabajo
de investigación que impuso la puesta, el proceso que vivió el grupo queda en
evidencia tanto en la forma en que se trata el texto como en todo lo que le
rodea. La historia base de La Tempestad de Shakespeare se mantiene, pero lo
interesante es ser testigo de las articulaciones de la misma, las que van
desnudándose durante la puesta, tanto a nivel textual como en lo que respecta a
la puesta en escena. Cuatro son los actores que encarnan la totalidad de
personajes de la obra original, cada uno de ellos va saltando de un rol a otro,
lo que impregna a la obra de un ritmo ágil y obliga a crear un mecanismo que
soporte dicho desafío. La escenografía y el vestuario ayudan a que éste se
logre, así como el buen desempeño actoral.
Cabe subrayar el
excelente diseño escenográfico en el cual se encuadra la pieza, el que ayuda a
realizar el viaje hacia el mundo mágico que Shakespeare nos propone en su obra
y que Grassi ha decidió conservar. Muy bien pensado el diseño de la misma, los
objetos cambian, se mueven, obligan al actor a experimentar con su cuerpo y con
el entorno y a desarrollar un juego creativo que le da un dinamismo a la
totalidad del montaje.
Llegando al
final de la obra, los mecanismos de erosión que se propone indagar esta puesta
van quedando aun más en evidencia, cuando todos los actores están obligados a
encarnar la totalidad de personajes, sirviéndose para ello de detalles mínimos
ligados al vestuario y a pequeños elementos, todo esto bajo la impronta de un
ritmo que envuelve también al espectador, transformándolo en lector de
minúsculos signos, pero absolutamente significativos.
Se agradece que haya
puestas como estas, donde los artistas se ponen desafíos creativos y no temen
enfrentar la exploración de cada uno de los lenguajes que componen el acto
escénico, desde lo corporal a lo escenográfico.
"Mecanismo de Erosión Para La Tempestad de Shakespeare" está los sábados a las 22:30 en El Excéntrico de las 18. Lerma 420. Reservas al 4772-6092
Ficha Técnica.
Elenco: Romina Almaluez, Juan José Barocelli, Natalia de Elia y Francisco Grassi.
Coach actoral: Nicolás Barsoff.
Música: Alejandro Attwell.
Iluminación: Luciana Jarez.
Escenografía: Duilio Della Pittima.
Vestuario: Juan José Barocelli y María Mazza.
Fotografía: Guadalupe Lorenzo.
Prensa & Difusión: Mariano Casas Di Nardo.
Dramaturgia: Francisco Grassi.
Dirección: Francisco Grassi.
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