UNA MIRADA HACIA LO MARGINAL.
Por: SATINE
“2do Premio Mejor Dramaturgia Fondo Nacional de las Artes 2007
Todos hemos sentido alguna vez que los acontecimientos de nuestras vidas parecen determinados por la pluma de un escritor, la extraña sensación de ser el personaje de un caprichoso mundo ficticio que nos domina. Las sospechas que surgen de ese teléfono que suena siempre en el momento justo (o injusto), esa persona que te cruzás en el instante menos deseado, aquella actitud que nos brotó tan naturalmente y que nos parece más propia de cualquier otro sujeto que de la persona que porta nuestro cuerpo.
Juan y Emilia son una joven pareja que vive en un barrio de casas bajas del conurbano bonaerense. El es un pequeño distribuidor de drogas, única alternativa que encuentra para lograr un mínimo ascenso social. En vísperas de Navidad, un allanamiento policial llega a su departamento donde sólo se halla su mujer adolescente y su pequeña bebé. Durante el procedimiento, la beba cae de los brazos de su madre. En ese marco, aparece Mariana, la hermana mayor de Emilia.”
La obra refleja con naturalidad la situación en la que vive una pareja de clase baja. Se ponen de manifiesto las contradicciones que experimentan a partir de la carencia cotidiana que desemboca en un único porvenir: el estancamiento social. Propone dirigir una mirada hacia lo bajo y contemplar aquello que también forma parte de nuestra realidad. Se dan a conocer estados de extrema tensión que se traducen como acciones desmedidas y hasta inconscientes que emergen de situaciones asfixiantes en las que no hay alternativas.
Los actores pasan de un estado neutral a un estado emocional determinado, pudiendo establecer ese salto con profesionalidad. Por momentos, asumen el rol del narrador de la historia, que es cuando se conviertien en observadores y miran los sucesos desde afuera, con objetividad; otras veces, encarnan los personajes de esa misma historia adecuándose a sus particularidades. Pareciera que la voz del narrador es el eje que organiza el discurso; así como también recurre a cierta zona del lenguaje, utilizando metáforas y valiéndose de imágenes poéticas, para decir aquello que los personajes son incapaces de decir.
Fernández Chapo encuentra una forma bella de aludir a lo bajo, lo marginal, logrando dar a conocer los códigos y el estilo de vida propios de una condición social ignorada por la clase media. Trabaja con la estética del lenguaje y obtiene un lenguaje rico que remite a una vida de pobreza y a la imposibilidad de progreso. Es interesante el contraste que se produce entre esa voz poética y la voz vulgar de los personajes que se reconocen en su propia jerga.
La puesta incluye la proyección de un video que conecta las escenas entre sí; así como también aporta detalles a través de imágenes concretas, que refuerzan el contexto de situación y el clima dramático. Es un recurso novedoso que permite adoptar una mirada totalizadora en relación a lo que se plantea en escena y respecto a lo que propone Gabriel Fernández Chapo con su escritura.
“Manos Traslúcidas En Fiebre De Olvido” está los sábados a las 20:00 en el Teatro del Pueblo, Av. Roque Saénz Peña 943, reservas al 4326-3606 / 4394-2639.