POR: Kevin Quitapenas
19 feb 2009
MÁS SOBRE LA PATRIA SUBMARINA
POR: Kevin Quitapenas
ALMA, SUDOR Y CARISMA SUIZO
ANDRA BORLO
“PIECES OF BUENOS AIRES”
Andra Borlo es una hermosa mujer cuya voz envuelve, crea mundos y cuenta historias. Andra Borlo es una cantante con mucho humor, mucha carisma y sobre todo con mucho oficio. En un concierto que a priori se puede considerar como algo muy bien improvisado, con mucha intimidad y sólo para amigos, que al terminar sabe que compartió momentos muy lindos.
Los músicos que la acompañan y fueron partes del disco “Pieces of Buenos Aires” son personas que realmente conocen y saben lo que hacen, como también disfrutan su trabajo. La entrega que realizan en escena es para agradecerles; ellos son: Walter Rios, Fernando Samalea, Paul Dourge, Fernando Kabousacki, Alejandro Teran y Santiago Castellani, todos maestros y muy entregados a su oficio.
Andra Borlo, fusionando e investigando sobre los sonidos del Folk, Blues, Tango y Rock nos presenta un recital que es imperdible, no hay palabras para describir y reproducir la capacidad de la cantante suiza y sus acompañantes y entendidos de la música.
Espero con mucha ansias que el disco salga a mediados de añi, mientras uno lo puede adquirir y disfrutar el Sábado 21 de febrero en Perro Andaluz, 22hs. Perro Andaluz Bolívar 852 - San Telmo. Reservas: Tel. 4361-3501 // Localidades: $20
Mayor información pueden entrar a las siguientes páginas. www.andraborlo.com
Andra Borlo y Carlos Ramirez y los músicos invitados los espera.
LA PATRIA SUBTERRANEA. Decimo tercer intento.
Primera misión
COLABORACIÓN: K. Ese. Escoria
El sargento Hoyos no estaba en su primera misión, al menos no en su primera misión teatral, se nota.
La obra comenzaba con un efecto doppler (por así decirlo): subes gradas, para, de repente, darte cuenta de que estas bajo mar. Interesante, y entonces pregunto “¿Cuál línea del subte es esta?” (Porque a lo mejor abrieron una línea W que pasa por ahí, yo no sé, no soy lugareño). Mi acompañante me pegó un codazo en las costillas que me hizo reprimir un grito y entre el dolor y la angustia de estar moviéndome debajo de Buenos Aires, comenzó la obra.
El acto de reproducción humana, siempre ha sido un tabú para mí, así que me costó engancharme de inicio, aunque tenía al excelente personaje del sargento Hoyos quien se desgañitaba en unos gritos y sonidos guturales, tan agudos que de no ser que estábamos en un submarino, hubiesen roto mis anteojos.
Pero la trama se hacía más compleja y yo que nunca fui avispado, me distraía por momentos pensando ¿cuánto faltará para la navidad? Y los actores lograban sacarme del peso de la duda que me aquejaba, con excelentes recursos actorales, y el director con excelentes recursos escénicos (el niño caníbal, mezcla de Alien con Samanta del Aro, de dientes puntiagudos y mirada asesina, se ha convertido en un clásico del teatro contemporáneo).
Y hay momentos, muchos momentos que se me quedaron de la obra, por los cuáles ahora:
- Seré incapaz de subirme a un submarino con cualquiera que pese más de 65 kilogramos.
- No aceptaré ofertas pretenciosas de dominación mundial.
- No logro todavía entrar tranquilo a mi baño, tengo esa sensación de que una abominación de la naturaleza se va a colgar por alguna rendija.
- Desconfío más de los militares hoy, de lo que desconfiaba ayer.
- Desde ahora odio la navidad. (Bueno de hecho siempre odié los arbolitos con sus luces estilo discoteca de los 80).
- Si mi tía vuelve para hacerme algún arrullo, le morderé la nariz en el acto.
- Miro con desconfianza paranoica a mi sobrino de 1 año, me mira y le crecen los dientes de leche poco a poco (¡horror!).
En fin, se me removió la consciencia y por ello estoy agradecido al trabajo de la gente de La Patria Submarina, Primera Misión.
17 feb 2009
MÁS SOBRE TUN TUN...
COLABORACIÓN:
Kevin Quitapenas
Dicen siempre los grandes maestros del teatro, que el niño es el público más cruel que te puede tocar. Porque si el niño se aburre no es hipócrita y lo dice y lo demuestra y si el niño se engancha también lo demuestra, dejando siempre una sensación de “misión cumplida” y de felicidad.
El grupo al Tun Tun a mi me enganchó con la música. Es una serie de melodías pegajosas, divertidas, mezcladas con animaciones muy bien logradas. En el campo visual, me parece que Al Tun Tun es un deleite para grandes y chicos, porque yo siendo grandecito, me puse a cantar posteriormente las canciones, especialmente la del Pato y la de los fósforos, que se me quedaron un par de días más en la cabeza y las recordaba con placer.
Imagino que siendo un niño, el efecto es parecido o mayor, este es un logro para el grupo y su propuesta.
Tal vez, podrían ir acorde más a su propuesta, ser un poco más empáticos, un poco más “como cuando cantan” en el momento en que sólo actúan e interactúan con el público objetivo que ellos tienen. Algunas situaciones perfectamente explotables se pasan de largo y se hacen vagas o confusas, cuando entre los actores no se siguen en el juego escénico o la improvisación y cuando uno propone y el resto no lo escucha y no responde o dialoga con la propuesta.
Esto se logra, a mi humilde parecer: Jugando mucho más y jugando mucho más en serio. Dejándose atrapar por el mundo que ellos mismos crean y cuidando los detalles, las interacciones y el espacio en que se mueven, con un poco más de rigor.
Pero la semilla está plantada y a los niños les encanta la música y la mezcla de burbujas y figuras fosforescentes y el títere del cocinero y tantos otros elementos bien logrados por el Tun Tun.
En la Avenida Corrientes 1543, Centro Cultural de la Cooperación.
A las 17:30, los domingos
SOMOS NUESTROS DEMONIOS
“La Patria Submarina Primera Misión”
“La Patria Submarina Primera Misión” es la propuesta que atrapa, conmueve, critica, envenena, cuestiona, divierte y entorpece al espectador.
“La Patria Submarina Primera Misión” bajo la direccion de Pablo Iglesias llega a atrapar al público, porque justamente a cada momento nos hace espectar; a la vez que la historia nos apresa, vamos conociendo a los personajes, quienes están siendo interpretados maravillosamente por Dario Pacheco, quien hace a un buzo nervioso y neurótico, cuya voz y gestos, como la presencia son dignos de aplaudir en tan sublime trabajo de composición. También, las dos mujeres, que nos crean el mundo en nuestra cabeza, nos hace ver las cosas terribles que ellas cuentan, con interpretaciones sólidas de Liliana Weimer y Clara Virasoro, dos actrices que componen personajes extremos, que te pueden provocar ternura y temor de un momento a otro. Y, no me olvido del cocinero Martín Paladino, otro buen intérprete que juega y se divierte en la situación.
“La Patria Submarina Primera Misión” criticia, cuestiona, envenena y divierte desde la propuesta dramatúrgica, desde la misma puesta en escena. Pablo Iglesias, quien fue muy inteligente al juntar a un equipo, cuyo trabajo se destaque -la escenografía, las luces, el vestuario, las interacciones, el espacio, los silencios, los climas y las atmósferas-, que poco a poco, cono todo esos elementos, obliga al espectador a entrar en la historia, en los personajes, en el argumento y queremos saber más y más hasta llegar a un punto que termina y salimos entorpecidos, ya que necesitamos un momento para saber que estamos en la realidad. Luego reflexionamos con un café y le buscamos miles y unas cuantas lecturas, que se acomodan perfectamente a la obra.
Es para disfrutar. “La Patria Submarina Primera Misión” está los Domingos a las 21:00, en el teatro Abasto Social Club Humahuaca 3649.
LOS NIÑOS NECESITAN MÁS QUE...
Lo destacado del concierto, es justamamente la música, realmente saben lo que hacen y tienen mucha sensibilidad cuando la ejecutan; también sobresale mucho las imágenes proyectadas que acompañan, muy fino, sensible y delicado trabajo que realmente comienza a jugar con la música y no a complementar.
Donde veo que se estancan, creando mucho ruido en el espectador y espero que mejoren es justamente en la interacción, en esos momentos que tienen que actuar y justificar porque tocarán tal tema musical. La interacción se pierde porque no se escuchan entre ellos, alguien habla sobre algo y de pronto la otra persona, sin oírle o prestarle atención, le corta con otra excusa para poder entrar, nuevamente, a la introducción de la historia del tema musical. También, caen en el error de los actores debutantes, dan dos pasos, hablan fingiendo que saben y sienten lo que dicen, para luego dar dos pasos atrás y volver a la posición anterior. Relájense, y jueguen como lo hacen musicalmente.
Si quiere que su niño escuche buena música y vea muy buenas imágenes de vídeo llévelo, los domingos a las 17:30, en el Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543.
UNA PARA NIÑOS
AL PAN PAN Y AL NIÑO NIÑO (en desconcierto)
POR NUESTRO CRÍTICO VENENOSO: K.Ese.Escoria
La concurrencia de nenes y nenas, era algo digno de destacar. Puntualidad inglesa para que los padres se lleven a los pequeños diablillos a hacer la siesta posterior (nada mejor que cierto tipo de teatro para adormecer juventudes inquietas).
Entonces llegaron los músicos, muy bien vestidos, muy lindos instrumentos, pero noté algo extraño desde el principio, estaban inmersos en un aburrimiento, que la tortuga de Momo de Michael Ende era la emulación de Flash a su lado.
Ya noté algo raro cuando uno de ellos dijo “¿y si tocamos el último tema?” y una de ellas respondía “si, acabemos con este suplicio de una buena vez”. Y de un sopetón, sin mucho más trámite se pusieron a cantar:
Solos y deprimidos
Desde el fondo de mi angustia
Puro dolor
Canción que duerme
Dame menos datos que es una adivinanza no un juego para idiotas
Barba muerta
Canción del que se quedó despierto
Fulana, Mengana, Sutana, que me importa, que se yo, váyanse todos a la….
Ua uai uaaaa uaaaaaaaaaaaa uaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! (llanto de bebé)
Estereotipo andino
El sapito es verde (¿Que esperabas que sea azul? ¿Niño baboso?)
Al pan pan, acabamos de una vez.
Y bueno, el público pidió otra, porque son niños y a los niños les gusta la música y los niños no necesitan notar que sus actrices preferidas tienen caras de haberse tomado una cajeta de Valiums, y los niños te perdonan que andes pateando los micrófonos de tus compañeros de escena y los niños finalmente no se están fijando en pavadas como la sonrisa, el buen humor, la energía, el cuidado escénico, el apuro, etc, etc.
Y el grupo finalizó con el hitaso: La ballena Magdalena (de ahí la expresión llorar como la Magdalena).
Al final cantó un pato, pero para ese momento los niños estaban en éxtasis y ni lo notaron.
La pregunta ahora es: ¿debemos perder el rigor escénico al hacer teatro para niños? ¿Será necesario? O ¿Seré yo maestro? Tantas preguntas, tantas preguntas que necesitan responderse y este grupo de excelentes músicos (hasta ahí llego con la adulación), nos ayudó a plantearlas.
Todo acabó con “ ¡Mi abuelito es re cool! ” y la respuesta “!y?! ¡A mí me chupa un huevo tu abuelito!”.
En fin, los niños perdonan.
16 feb 2009
OTRO COLABORADOR
LA NOCHE EN QUE LARRY KRAMER INTENTO SACARME LA HOMOFOBIA
POR: J. ESE. ESCORIA
Ayer fui al teatro. La primera noche en que me iba a un teatro en Buenos Aires. Aclaro que no soy de acá. Hago teatro e investigación en mi país. País cuyo nombre no divulgaré en este momento, para evitarme cualquier posible y venenoso juicio de valor (luego les hago mala fama a mis compatriotas, ya venidos a menos desde antes que yo llegue).
En fin, me fui para el teatro. Compre una docena de pipocas y un par de cervezas (luego aprendí que no se estila por aquí el hacer eso antes de una obra de teatro). Una noche calurosa, una luna de traje impecable se mostraba en el firmamento y mi sonrisa de pueblerino en la gran ciudad (Si, si, exactamente como aquellos que el autor David Drake debió notar y yo soy uno más de esos pelafustanes en LA GRAN CIUDAD buscando su lucecita).
La obra comenzaba bastante bien, un actor, una banqueta, una pantalla con un letrero gigante: ¡OJO! aquí se van a proyectar videítos de paisajes.
Hasta que el, hasta ese momento, cándido actor se pone a hacer Fitness a santo de que alguien lo va a golpear. Dice que se defiende haciendo aeróbicos (allá él, yo Argentino) y como un acto de crueldad inhumana le apagan el aire acondicionado (si, el aparato hacía ruido, pero el tipo es humano), imagino que el director estaría de mal humor y dijera tras bambalinas “Que el muchacho se esfuerce un poco más, ¿no creen? ¡Abajo el poco aire que le queda!
Probablemente movido por esta tortura cruel, nuestro personaje se va y se mete a un antro. Y el técnico, ahí atrás, sonriendo entre dientes piensa “Creo que es hora de romperle los tímpanos al muchacho, todavía no ha sufrido lo suficiente ¡arriba el volumen!”. Y claro al público que lo atienda un otorrino, que la bronca es contra el actor y la puesta se transforma ahora en una especie de “La noche en que Larry Kramer me quiso matar”. Y el tipo, seguramente en el delirium tremens del incontable número de relaciones sexuales que mantiene en menos de 5 minutos, me anda buscando a mí. ¡A VOS! Repite y ¡A VOS! Vuelve a repetir. Y yo (como la mayoría de los espectadores alrededor) me escondo en donde puedo, que puede que este muchacho decida practicar lo que llamamos “teatro participativo” y me encuentre. Más bien que se distraía siempre con la ¡MÚSICA, MÚSICA, MÚSICA, MÚSICA, MÚSICAAAAA! Pobrecillo, deliraba y combatía contra las pruebas de fuego que su director le ponía.
Pero Javier Van de Couteur resiste y resiste. Muchacho duro, capaz de aguantar los vejámenes más crudos, resiste y llega la hora de la venganza. Ahí en las sombras, mientras lo vemos cambiarse lentamente y sin apuro (creo que no nota que se proyecta su sombra), parece pensar “¿Querían violentarme? ¿Creían que la homosexualidad es un juego? ¡Pues nada! ¡Voy a prenderles velitas! ¡Esa no se la esperaban!” y ahí viene que decide hacer una procesión de TODOS Santos, prendiendo velitas por Jimy, Karter, Edgar, Paul (¿Mc Cartney?) Willy (la ballena), King Kong (gorila gay), Pato Lucas, Nemo, Freud, Peter, John, Archie, Estella, Florita, y otros tantos que se prenden y se apagan una por una. Que tal vez (digo yo) estaría igual de cool hacer una tortita con todas las velitas y las apagamos de un solo soplido (para ahorrarnos unos minutos, digo yo).
Entre todo esto, en algún punto de toda la obra, me quisieron quitar la homofobia, pero yo no soy homofóbico, a mi me caen bien los gays, los creo capaces de hacer tan buen o mal teatro como cualquiera. Tal vez a la persona que estaba a mi lado le llegó el mensaje más profundamente (noté que su remera tenía estampado algo así como I HATE HOMOS) porque para el final de la obra lloraba a mares (¿o sudaba a mares?).
Pese a todo, me parece pertinente hablar del tema, siempre es pertinente y con tan buen actor se convierte en un agradable paseo, porque eso sí, ese es un guerrero que resistió los embates de la obra.
Aunque suena algo venenoso todo lo que escribí, fue una buena experiencia y recomiendo ir a verla.
MÁS SOBRE LARRY
LA NOCHE EN QUE LARRY KRAMER ME BESÓ
POR KEVIN QUITAPENAS
Una poderosa actuación de David Van de Couter. Quien encarna a un homosexual lleno de dudas, broncas y sueños. El actor te envuelve en diversos mundos y sub mundos urbanos donde aquellos que llamamos putos, se reúnen y protestan por sus derechos, mantienen relaciones sexuales y manifiestan su naturaleza tan humana como la de cualquiera.
David Van de Couter, es un actor, con un excelente manejo de su cuerpo y de su voz. Capaz de “sudar la camiseta” en el escenario y entregarse de pleno a su trabajo.
Noto un texto nacido de lo más visceral del autor, quien no repara en ser crudo, explícito y tremendamente mordaz al momento de declarar que la homosexualidad no es una enfermedad y que la verdadera enfermedad, el SIDA, es la que debe ser erradicada y atacada.
La construcción de los espacios propuestos por el texto, se los hace con un inteligente juego de luces, sonidos y sombras, ante una clara mano de alguien que conoce lo que es el equilibrio en el color, y el manejo de la estética en un espacio vacío.
Tal vez un final un poco extendido, con una narrativa que no necesita ser tan larga y explicativa y una luz de velas que rompen en gran medida con la propuesta estética general.
Pero ahí está el grito, ahí está el alma del actor quien a través del texto de David Drake, que utiliza casi como un pretexto, nos incita a tomar acción, decir NO a la absurda discriminación y decir SI a la lucha contra la peor enfermedad que aqueja a la raza humana: El sida.
“Porque el SIDA se alimenta de la mezquindad, del egoísmo y de la estupidez del hombre”, esta me parece una gran forma de actuar en respuesta.