De aquí a 26 años.
K. Ese.Escoria
K. Ese.Escoria
De aquí a 26 años tenemos un dilema. La gente tiende a ser muy caprichosa y extravagante respecto a temas muy convencionales.
De aquí a 26 años las señoras amas de casa, tienden a someter a sus maridos (con la mirada y la humillación de la vergüenza) y poner caras de “me vale un pito la vida” durante toda la obra.
De aquí a 26 años la gente discute, habla, y se enfrenta, con una indiferencia parecida a la que, a veces, los monos transmiten cuando miran humanos en el zoológico.
De aquí a 26 años Boys dont cry.
De aquí a 26 años tenemos patiecitos interiores y departamentos de 3 a 4 ambientes que uno encuentra mediante inmobiliarias (o mediante dueño directo, dependiendo de los antecedentes penales de cada quien).
De aquí a 26 años un hijo nuevo, es una bendición como una nueva maldición para la familia.
Entonces, considerando lo anterior, de aquí a 26 no pasa nada nuevo, la gente sigue yendo al teatro por razones desconocidas (posiblemente relacionadas con el alcohol, la necesidad de apareamiento o la depresión del “peor sería matarse”), las familias siguen siendo esos círculos del infierno de Dante (el primer anillo son los primos) y la gente todavía necesita que alguien retroceda 26 años, venga al 2009 y le diga a Elisa Carricajo que es necesario revisar un poco su texto y su puesta en escena, para que de aquí a 26 años, pueda hacer triunfalmente otra obra que se llame, probablemente: 2061.
De aquí a 26 años las señoras amas de casa, tienden a someter a sus maridos (con la mirada y la humillación de la vergüenza) y poner caras de “me vale un pito la vida” durante toda la obra.
De aquí a 26 años la gente discute, habla, y se enfrenta, con una indiferencia parecida a la que, a veces, los monos transmiten cuando miran humanos en el zoológico.
De aquí a 26 años Boys dont cry.
De aquí a 26 años tenemos patiecitos interiores y departamentos de 3 a 4 ambientes que uno encuentra mediante inmobiliarias (o mediante dueño directo, dependiendo de los antecedentes penales de cada quien).
De aquí a 26 años un hijo nuevo, es una bendición como una nueva maldición para la familia.
Entonces, considerando lo anterior, de aquí a 26 no pasa nada nuevo, la gente sigue yendo al teatro por razones desconocidas (posiblemente relacionadas con el alcohol, la necesidad de apareamiento o la depresión del “peor sería matarse”), las familias siguen siendo esos círculos del infierno de Dante (el primer anillo son los primos) y la gente todavía necesita que alguien retroceda 26 años, venga al 2009 y le diga a Elisa Carricajo que es necesario revisar un poco su texto y su puesta en escena, para que de aquí a 26 años, pueda hacer triunfalmente otra obra que se llame, probablemente: 2061.
No hay comentarios:
Publicar un comentario