Una chacra allá en
los tiempos viejos. Herodes, propietario, enseña democracia con rigor cívico a
un ácrata al que mantiene encerrado en aljibe seco. Cada noche desde el pozo
clama su verdad en el desierto el libertario y con la prédica del precursor sueña
un orden nuevo la peonada.
Sopla el pampero su
mal augurio. Es ensangrentado día de carneada, de faena, y entre chacinados
Salomé, hechizada con la voz, con la palabra, sueña con poseer alguna vez esa
boca. Cochonga, su madre, añorante del orden viejo sueña con su cabeza
completa. Herodes, su padrastro, sueña con un bailecillo de la niña, el
Gringuete, peón infaltable, ama a esa niña en criollo silencio. En la pampa la
tragedia es una ristra de sueños. Una máquina de hacer chorizos.
Salomé de chacra es una trasposición guasa a la pampa del
relato, los personajes y la mítica de aquella leyenda bíblica. Un auto profano
representado por ánimas cada noche en la tapera en ruinas de lo que alguna vez
fue una propiedad. Una rural, eterna y ceremoniosa representación de la
creencia.
“Salomé de Chacra” es una obra maravillosa que nos
trae Mauricio Kartún. Maravillosa para el disfrute de los sentidos, ya que nos
deleita con el ritmo de sus textos, la armonía musical de las voces de los personajes y hasta nos inquieta con el encanto de la construcción del mito en el orden de lo
escénico.
En “Salomé de Chacra”, Mauricio Kartun nos muestra
el artificio de cómo se arma la tragedia –nos lo enuncia, ejemplifica, nos expone, todo a la vez-; nos inquita porque desde nuestra butacas nos reímos de
la tragedia, de lo siniestro, de lo terrible. Somos testigos de ese universo
fabuloso.
Nuestra expurgación acompaña constantemente a cada
acto, a cada palabra, a cada sonido de la obra; todo constantemente nos inquita
y lo disfrutamos: esto se genera por el relato, por la historia, por los personajes: Osqui Guzmán, como siempre un actor que está al servicio de la obra, que puede
transformar la nada en energía vital; Manuel Vicente nos lleva por un
encantador de mujeres, por una suerte de poeta que se hace al maldito pero
siempre busca satisfacerse; Lorena Vega es una actriz que nos conduce por
varios caminos de la seducción y la sensualidad; y, Stella Galazzi quien construye
un personaje que nos muestra que los pequeños actos tienen grandes consecuencia.
Todos se manifiesta poéticamente.
“Salomé de Chacras” es una experiencia única. Todo está ante nuestros sentidos, hasta eso que queremos verlo
como metáfora de una realidad. “Salomé de Chacras” es un acto de comunión que
religiosamente tenemos que asistir para ver el equilibrio en el desequilibrio,
admirar como se gesta el vacío ante nosotros, descubrir los miedos y los deseos
de los personajes. Una tragedia escénica maravillosa.
“Salomé de Chacras” está los viernes a las 21:00,
los sábados y domingos a las 20:00; en el Teatro del Pueblo, Av Roque Sáenz
Peña 943, reservas al 4326-3606.
Ficha Técnica
Autor: Mauricio
Kartun
Elenco: Manuel
Vicente, Osqui Guzmán, Stella Galazzi, Lorena Vega
Asistente Artística: Lorena Ballestrero
Supervisión de movimientos: Luciana Acuña
Diseño Sonoro: Tian Brass
Diseño de Escenografía y realización de
elementos: Norberto Laino
Diseño de Vestuario: Gabriela A. Fernández
Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux
Prensa: Simkin
& Franco
Dirección: Mauricio Kartun
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