
Embalaje teatral para un relato breve
Por Flavio Harriague
“Todos los hombres que repiten una línea de Shakespeare, son William Shakespeare”
J.L.Borges en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”
“La verdadera medida de la vida es el recuerdo”
W.Benjamin
En su trabajo sobre el Barroco Deleuze convoca a Borges “Llamamos bifurcación a un punto como salida del templo, en cuyo entorno las series divergen. Un discipulo de Leibniz, Borges invoca un filósofo-arquitecto chino. Ts´ui Pên, inventor del “Jardín de los senderos que se bifurcan”: laberinto barroco cuyas series infinitas convergen o divergen, y que forma una trama de tiempos que abarca todas las posibilidades”
No es la primera vez que Deleuze convoca a Borges, lo hizo a menudo, a veces sin nombrarlo.
En Borges los mundos, aún los “incompasibles” pueden encontrarse en un punto del tiempo y el espacio, algo escandaloso para cualquier filósofo racionalista.
Tan escandaloso como elevar a ciencia la trama de los sueños; tan escandaloso como postular que pueden convivir en un solo hombre dos memorias personales.
Desestabilizar los cimientos de la realidad, era uno de los juegos preferidos de Borges, un juego tan serio y trágico como la escenificación llevada a cabo por Sergio Sabater del cuento “La memoria de Shakespeare” EMBALAJE TEATRAL PARA UN RELATO BREVE.
En una oscura taberna le ofrecen a un discreto escritor la memoria personal del genial autor inglés, no una biografía, no su talento, sino cada uno de sus recuerdos, cada momento de la vida que un mortal es capaz de atesorar.
Pero si al comienzo, nuestro héroe se vio regocijado por su nueva realidad, poco a poco le fue ganando el temor a la locura “Con el tiempo, el gran río de Shakespeare amenazó, y casi anegó, mi modesto caudal. Advertí con temor que estaba olvidando la lengua de mis padres. Ya que la identidad personal se basa en la memoria, temí por mi razón.”
Un relato como este exigía eludir la mera ilustración, y la tentación de “tematizar” la memoria y la identidad. Y éste es a mí entender el mayor logro de este espectáculo: No es un discurso sobre la memoria es la escenificación de sus mecanismos.
Podríamos mencionar los recursos escénicos para lograrlo: la multiplicación de narradores, la mutación del espacio escénico; la exactitud del desplazamiento de los actores para arrastrarnos en un fluir rítmico y poético.
Podríamos indicar la acertada utilización de lo sonoro tanto en la música en escena como la reproducida electrónicamente, que no funciona como fondo musical, sino otorgando profundidad dramática. Podríamos resaltar la madurez de los actores, que siendo egresados de 4º año del IUNA, muestran compromiso artístico con la estética propuesta.