9 sept 2008

ALGO SIMPLE



DIAGNÓSTICO: ROTULISMO

En un espacio muy contenedor y sólo con elementos necesarios se desarrolla un texto y una propuesta muy simple: “Diagnóstico: Rotulismo”, obra que propone la dificultad física, pero sobre todo sicológica de poder expresarse, de tomar una decisión y de dejar de ser dependiente de alguien o algo. Es muy difícil escribir algo fácil sobre esos temas. Esto ya es un punto a favor para la dramaturgia.

La propuesta escénica fue construida desde el realismo en las actuaciones, en las situaciones, en el espacio, en la escenografía y en el vestuario; tiene ciertos errores surgidas de esa misma propuesta pero que no quita mérito gracias a la convención teatral. La iluminación no acompaña, ni mucho menos crea, sólo es una luz que alumbra. Como tampoco la distribución del público para que suceda el encuentro. Aconsejo mucho más cerca. Otro problema, las palabras que no se escuchaban muy bien y no era del personaje que sufría el “rotulismo”. “Diagnóstico: Rotulismo” tiene mucha estructura para una puesta televisión, con códigos escenográficos y de actuación para ese medio. O, para un corto en vídeo o cine.

Tanto la dramaturgia como la propuesta es responsabilidad de Maximiliano Ignacio de la Puente, quien inquieto no se quedó sólo en esas funciones, también actúa y es un personaje eje, central para la historia. Pero no quitamos crédito a la codirectora y actriz Carolina Zaccagnini; pero, quien sobresale realmente y se preocupa sólo de interpretar, de actuar es Gonzalo Kunca.

Si quiere pasar un viernes tranquilo y disfrutar de una propuesta simple, limpia, y muy humilde en cuanto a puesta y despliegue de escena vaya a Lavalle 3636 a las 20:30

EL TEATRO DESDE LA PEDAGOGÍA



EL SER HUMANO COMO NÚMERO

DESTERRADOS
En el espacio de “El Excéntrico de la 18”, los sábados a las 21:00 tiene una propuesta escénica llamada “Desterrados”. Un trabajo que está entre las líneas teatrales de pedagogía e información y una propuesta de un futuro cercano muy apocalíptico.

La historia que proponen es sobre siete personas que tienen siete problemas diferentes con migración. La discriminación, las nacionalidades, los problemas del idioma, las dificultades de comunicación, las necesidades y urgencias que movilizan a los personajes están muy bien planteados. Existe un octavo personaje que al parecer sólo informa y no tiene relación alguna con los demás. Y por último, un personaje virtual a quien sólo escuchamos la voz y representa al sistema de migración y es responsable de todo este hecho.

No existe una actuación que sobresalga, ya que todos tienen un carácter de interpretación homogéneo, con los mismos códigos y contribuyendo a crear climas y situaciones de desesperación, y que ninguno sobresalga, es decir, que ningún personaje es más importante que el otro; ésto tiene mucho que ver con la propuesta que ellos parten de enseñar que todos tenemos los mismos derechos. Me parece interesante ese hallazgo que muestran.

Como una obra de teatro pedagógico está muy bien hecha y no es para nada aburrido ser aleccionado de esta forma. Pero, si no lo tomamos como pedagogía teatral y sólo como un juego nos perdemos muchas propuestas interesantes, entre ellas: la misma discriminación que hacemos hasta que necesitamos del otro; no importa quien eres o qué hacías, sólo eres un número, y eso te iguala a los demás; algunos creemos tener más derechos que otros, ser responsable de nuestros actos, etc. Y así uno puede seguir encontrando sentido a una propuesta pedagógica.

Vayan, vean y disfruten de la lección...

ALGO DE PIZARNIK DESDE MOLINA



“Esa que no eres”

Al entrar a la sala, uno se encuentra con un ámbito que incita a visitar el interior de una persona o de uno mismo y encontrarse con sus demonios. La puesta retoma a Pizarnik con un mecanismo tenue, donde el doble siempre está presente; y, realiza un “cuentito” -una historia- para dar un sentido o un hilo conductor a esos intertextos. Bajo esta propuesta, es paradójico que estos dos elementos sean la mayor virtud y a la vez el mayor error.
¿Por qué paradoja? Como siempre, para mí el problema surge en la dramaturgia de querer construir una historia, con una construcción dramática donde todo debe estar justificado desde la historia, desde “el cuentito”, o, con una organización estructural clásica de texto dramático que quiere dar un sentido. Pregunto ¿por qué no hacer dramaturgia poética? Ya que la fuerza de la propuesta –y de las intérpretes- está en lo que Pizarnik les provocó y les convocó.

Con el “mecanismo tenue” me refiero a la construcción de un especaio en penumbra, dónde la iluminación propone siempre una ruptura del ser humano, donde se encuentra con su doble. También la composición de las imágenes están muy bien hechas. La propuesta de espacio virtual es muy clara y está bien construida. No existe ruptura entre el espacio y los personajes, ya que el ambiente propuesto está cerrado y los pocos espacios de supuesto respiro están en la imaginación del espectador.

El tránsito que tienen las actrices para desenvolverse en el ámbito, en las diferentes situaciones y en los personajes, y, poder desarollar esa ruptura y ese encuentro con el doble es para agradecerles como espectador por la experiencia. La interpretación de Lucía Urriaga tiene mucha fuerza y energía, hasta se podría decir que se desborda de la situación. Ambas actrices, Valeria Tercia y Lucía Urriaga están muy bien conducidas por el director Mauro Molina, quien supo saber explotar las flaquezas y fortalezas de ellas para que se geste uno de los encuentros entre Pizarnik y el espectador.

Si les gusta el buen teatro y las interpretaciones con fuerza, vayan a verla al teatro: “La otra Orilla” (urquiza 124) los viernes a las 22:30... pero, si les encanta Pizarnik...