25 feb 2009

ALGO DE HISTORIA EN ACCIÓN


“Ay, la patrie! Trastienda de la historia”


Desde una propuesta minimalista, Cristina Escofet nos presenta un juego onírico, donde nos hace creer que hay cosas reales, donde nos hace creer que sabemos de nuestras raíces, de nuestra violencia, de nuestra percepción de la realidad, del porque nos comportamos como nos comportamos; nos presenta “Ay, la patrie! Trastienda de la historia”.


“Ay, la patrie!” es una apuesta donde el as bajo la manga son tres actores. Pyr Zenergam, quien compone a un Marqués de Sade muy expresivo, poco violento y provocador, pero muy histriónico; Mercedes Fraile, que aporta desde la provocación sensorial, y busca movimientos sutiles y definidos –a veces no los cumplía porque se chocaba contra alguno que otro elemento de escenografía y evitaba que se caigan-; y, Florencia Kermen, quien desde la inocencia escénica juega con el cuerpo, con la voz y con sus personajes para darle la fuerza emotiva que los caracteriza.


Los tres actores apostaron con todo, realmente jugaron a hacer teatro, lastima que la luz no acompañó a la apuesta. Muy linda las imágenes que creaban y recreaban, pero esa magia se perdía desde la iluminación.


“Ay, la patrie!” de Cristina Escofet está los sábados a las 21:00 en Manzana de las luces, Perú 272/294.

COLORES INFANTILES Y JUGUETONES


“Un Hipo desafinado”

Muy buen trabajo del grupo “El Nudo Compañía Teatral”, donde incentivan a la imaginación del niño a través del canto y los colores. Hasta ahora nada original la manera de abordar el trabajo, pero la propuesta es muy juguetona y convincente.


“Un hipo desafinado” a nivel dramatúrgico carece de muchos elementos, pero son complementados en el juego escénico y en la manipulación de los títeres. Tienen mucha imaginación al momento de resolver las situaciones, pero son resueltas desde los titiriteros y no por los personajes, hay todavía mucha cabeza e ideas del autor.


“Un hipo desafinado” tiene a un personaje principal que es un hipopótamo -compite mucho su expresividad contra quien lo manipula, uno no sabe a quien prestarle atención, a los gestos de la titiritera o al títere. Tiene a dos maravillosos títeres que sobresalen de los demás, un pato y a un director de coro fabuloso, muy bien creados, muy vivos y con mucho sentido de juego.


“Un hipo desafinado” es una historia muy tierna y simple, que tiene el objetivo -que lo cumplen- de divertir, hacer pasar un muy buen momento y sobre todo a incentivar a la imaginación.


“Un hipo desafinado” está los sábados y domingos a las 16:30 en el Centro Cultural de la Cooperación.

DE LA NARRACIÓN A LA ACCIÓN ¿?


Los siete locos


La propuesta de escena de Omar Aita sugiere algunas preguntas: ¿Qué queda por hacer ante tanta alienación? ¿Quiénes van a hacer la revolución? ¿Ganaremos por prepotencia de trabajo? Toda la puesta en escena, como el manejo del espacio responde a esas hipótesis. Responde de forma indirecta, ya que cada uno que forma el público, de manera personal tiene la respuesta desde su punto de vista, porque todo depende el grado de compromiso que cada uno tiene con la alienación, la revolución, la prepotencia y el trabajo.



Alguna de las actuaciones son dignas de apaludir como la de Julio Ordano, Federico Aimetta, Cecilia Kruchoski, Gustavo Pardi, Hernán Vázquez y Enrique Papatino, quienes crearon personajes muy profundos desde lo corporal, desde lo gestual; pero siempre desde la honestidad del juego escénico que siempre está latente y la apertura que significa seguir ese juego.


La propuesta de iluminación nos daba la sensación de ser fisgones; por una cerradura observábamos el mundo que nos presenta. Contemplábamos a Ergosain, al astrólogo, a algunas de las prostitutas, los crímenes a cometer, los engaños, el amor, el desamor, la locura, el juego, etc.



La propuesta de la iluminación junto a los actores accionaban en un espacio muy específicos, creando atmósferas y climas; la estética y los códigos, creando una imágenes que parecían fotografía, muy limpias, pulcras e “impresionista”, ya que parecía un momento único y exacto donde la luz pregnaba a los personajes. Muy buen trabajo de parte de Soledad Ianni, César Drago, Camila Aita.


“Los siete locos” un muy buen trabajo que nos puede hacer soñas como a la vez reflexionar en las inquietudes que plantea la propuesta de Omar Aita y su excelente equipo técnico y actoral y en otras personales.



“Los siete locos”está los viernes a las 21:00, sábado a las 20:00 y los domingos a las 21:00 en el Centro Cultural de la Cooperación.

A MI ME VINO EL HIPO LUEGO


EL HIPO DESAFINADO


K.Ese.Escoria



Ayer me tocó ver otra propuesta de teatro para niños. Lo que no advertían en el programa de mano, es que era teatro para niños esquizofrénicos, histéricos, frenéticos, acostumbrados al ritmo de Bob Esponja, South Park y otros dibujos animados dementes.


Para las personas con un severo y avanzado síndrome de demencia senil prematura, es como una inyección de cafeína en vena. Los muñequitos, adorables y volubles, hicieron un recorrido (a mi humilde percepción) parecido a este:

- El hipopótamo se levantaba y cantaba una canción con un maestro que tenía una nariz gigante y tocaba el piano como influenciado por anfetaminas que viene consumiendo hace muchos meses y no puede dejarlas por falta de ¡FUERZA! de voluntad, entonces cantan y cantan y ¿qué? ¿Qué? ¿QUÉ? Aparece un pescado algo perdido porque vuela pero no le importa y brilla lindo por una milésima de segundo entonces el hipopótamo quiere saltar a una orilla que no alcanza obviamente por su ¡CLARA! y marcada panza y sus amigos patos lo ayudan o no estoy seguro si lo empujan y lo dejan morir pero se van cantando de nuevo en el exacto momento en que el hipopótamo tiene un ataque de hipo que hace que todos salten a los ¡CIELOS! y es justamente en ese momento en que… ¿QUE? ¿Qué? ¡QUE! ¡Quien me mira!? Ah sí, es que como los muñequitos estaban gritando tanto pensé que tal vez yo era el que está con una sobredosis de alguna cosa que me pusieron en el refresco o en el programa de mano y como DECIA el Hipopótamo grita y se lava los dient…y ahora se jabon…y ahora está en el bañ…y se duerme y sueña con ovejitas las que le hacen cantar una de Frank Sinatra o es Frank Sinatra quien sueña que es una oveja (a este punto ya estoy perdido) y hay otro que sueña con otro sueño que es el mismo del hipopótamo que salta al sueño 2 desde el sueño 1 como en una ecuación donde Hipo es igual a Pato si y solo si alguien no pegue un GRITO!!


Cuando los pequeños diablos dejaron de gritar y temblar como epilépticos en Fase 3, me di cuenta que todos alrededor los disfrutaban y tal vez es solo un tema de que el mundo es muy rápido para mí.


Pero eso sí, si uno de esos muñequitos viene a mi casa a intentar cantarme algo, lo primero que haré es inyectarle 3mg de tranquilizante para caballos (o hipopótamos llegado el caso), en su felpuda espalda.


Porque son muñecos y están vivos y cantan y ríen y hacen chistes y les gusta vivir y vuelan y nadan, están vivos y nadie se da cuenta que en realidad son ellos los que manejan a esas personas ahí atrás, son ellos los que los hacen vestirse de negro y moverse como soldaditos, son ellos y están vivos y los niños los aman, Y ¡ESTAN VIVOS!!


EL COLOR TE LLEVA


El hipopótamo desafinado


Kevin Quitapenas

Es un festín de colores. Con una excelente concepción de movimiento y ritmo en la escena, la compañía teatral “El nudo”, logra una fuerte representación, con una historia conmovedora e imaginativa.


El manejo de los elementos, la rigurosidad en la escena, el equilibrio estético entre el color, el sonido y las texturas, nos transportan a un pequeño mundo creado por la compañía, que durante 40 minutos, nos saca del nuestro, a pasear con sus personajes.


Algo rescatable: En esta obra, hablan los títeres y no así los titiriteros. Aunque los tenemos presentes en toda la puesta en escena, pero se hacen invisibles por esta capacidad de los actores de transponer sus voces, sus cuerpos y sus sentimientos a los muñecos, tanto así que te olvidas que cada muñeco tiene una persona ahí atrás y ese trabajo es rescatable desde todo punto de vista.


Otro elemento técnico a rescatar, que le aportó mucho a la puesta en escena, fue el tema del sonido. Donde notamos una precisión y un diálogo real entre la percepción sonora y el movimiento de los pequeños personajes. Muy bien logrado, otro aplauso para el grupo.


Tal vez, las voces por momentos, rayaban en lo histérico y los muñecos temblaban tanto que llegaban a estresarte, y eso podría ser más controlado por quienes los manipulan. Por ello me encantó el personaje de Tito, que equilibraba en gran medida este hecho, con su parco modo de ser.


Pero la propuesta es buena, los chicos ríen, viven, cantan y se quedan fascinados con los muñecos, lo sé de buena fuente.


Podrán ver a este hipopótamo desafinado en el Centro Cultural de la Cooperación, los sábados a las 16:30.


22 feb 2009

NADA QUE ACLARAR... A PEDIDO DE ELLOS.

DE LOS NUEVOS COLABORADORES


Bueno, conocimos a Nepo en circunstancias desfavorables. El se encontraba buscando cargar agua usando: una botella vacía y las innumerables goteras de Buenos Aires y nosotros nos dedicábamos a nuestro hobbie favorito: vandalismo urbano. Desafortunadamente terminamos haciendo que al pobre crítico, administrador de este blog, le cayera un aire acondicionado en la cabeza. Lo tuvimos en “Swiss Medical” por 7 días inconsciente. Cuando nos enteramos que ahí te cobran la aspirina a 100 pesos, tuvimos que idear un plan de escape, que involucró un par de disfraces de enfermeras, una prostituta francesa y objetos de jardinería. El escape funcionó y francamente tengo la esperanza que todavía piensen que estamos encerrados en el consultorio de su jefe en oftalmología (que es Cíclope de los X Men) con 10 rehenes y la demanda de “Nacionalización o muerte”.


En fin, entonces entablamos una relación de amistad con Nepo. Somos hermanos, yo soy Kevin, y yo soy Kalvin. Vamos a todas las actividades culturales que podemos, somos consumistas de arte. La cuestión es que Kevin ama el arte, mientras que Kalvin odia cualquier expresión humana, ¿por qué Kevin ama el arte? Porque es un muchacho sensible capaz de encontrar la esperanza en el mayor de los bodrios, ¿Por qué Kalvin odia el arte y el teatro y pese a ello va a todo lado conmigo?, porque tiene problemas emocionales que involucran el hecho de que papá lo pegaba a él y no a mí y porque somos siameses unidos por el estómago.


A Kevin le gusta mucho hacer lo que él llama: “un feedback”, con las obras que ve, cree en el diálogo y lo predica, le agrada dar algo a cambio de aquello que los trabajadores del teatro le dan a él y esa es su visión de la crítica. A Kalvin le interesa romper las pelotas, y crear lenguajes de crítica que van más allá de lo estructural o teórico, es un tipo más visceral y dedicado a su oficio de comediante o bufón, tiende más a la ironía y la sátira que a recalcar lo positivo.


Ambos se complementan y escriben por separado (como lo hacen, no se).


Estamos ahora colaborando con Nepo, quien tan amablemente nos ha dejado entrar en su blog de crítica para que crezca un poco más y se pueda contribuir al diálogo en la movida de teatro en Buenos Aires. No somos de aquí, tenemos otro tipo de escuelas y formas de pensar y vivir el arte y lo que nos interesa es encontrar espacios de encuentro (aunque sea cibernético) con todos aquellos que se toman el teatro como un oficio, en constante cambio, en constante construcción y destrucción.


Yo, Kevin, creo que la crítica es y debe ser diálogo con fundamento y base, donde las obras encuentren un espacio más para crecer como espectáculos sólidos y los trabajadores del arte puedan dialogar con lo que sus propuestas dejan en el espectador . Y yo, Kalvin creo que el crítico es un enfermo esquizofrénico que no tuvo las agallas de hacer la obra que critica y por lo mismo su crítica debe ser un cuerpo en sí mismo, una entidad vida y así tal vez pueda ser perdonado por su asqueroso oficio.


Kevin Quitapenas y Kalvin. Ese.Escoria.


Lo suficientemente locos como para hacer teatro en estos tiempos


LOS SIETE LOCOS

K.Ese.Escoria


Me encontraba tranquilo viendo el último episodio de “Mr Belvedere” cuando mi hermano siamés me dijo “Vayamos al teatro”, mi respuesta inicial fue una negación rotunda (parecida a la negación de Fidel cuando le preguntaron ¿Nos vamos a Broodway?). Pero mi hermano, que ama las artes escénicas, replica: “Voy Con o Sin ti”. Considerando el estómago que nos une espiritual y físicamente, ese es un sólido argumento para apagar la televisión e ir a consumir cultura.

Llegué (esta vez sólo con una caja de alfajores) y la obra que se anuncia en cartelera es: “Los 7 locos” de Roberto Arlt. Yo leí el libro y me gustó mucho (especialmente porque considero el plan del Astrólogo como una real posibilidad). Así que comienzo, en ese momento, a sentir el entusiasmo de ver a Erdosain en vivo, carne y hueso. El elenco, según se comenta, es muy bueno. Me entusiasma más la idea. Y entro al teatro (lleno de esperanza).


Y no se porque hay algo, algo que no me termina de cuadrar en la ecuación.


Puede ser esa sensación de que por momentos sentía que leía el libro y no que veía la obra (un fenómeno metafísico que alguien me tendrá que explicar).


O puede ser, un Erdosain que movía los brazos y a veces tenía un cantadito, que me hizo recuerdo a un viejo profesor de colegio que nos daba clases de ciencias sociales.


O un ritmo inicialmente lento que comienza como una inyección de morfina (tuve un par, así que recuerdo la sensación) en la cabeza.


O puede ser que soy uno de esos clásicos nerds, que repiten la frase hecha más cliché del mundo de la farándula y del mundo entero: “me gustó más el libro que la película”.


Se me vino a la mente la idea de que algunos actores estaban enojados con otros (tal vez un tema de competitividad interna, de búsqueda de atención o que se yo) pero se pegaban feo en escena y si no les dolía es que nos enfrentamos al primer teatro de androides.


Y tengo, además, la sensación que las muchachas, eran de edades sospechosas (salvo Cecilia Kruchoski que elocuentemente nos demostró que es bien mujercita, cuando en un arrebato de pasión se saca la ropa y despierta hasta al más adormilado), y de ser Claudia Pereira efectivamente (como sugiere el texto con la bizca), una niña de 14 años, me dieron ganas, ni bien salido del Teatro, ir a la Comisaría Tercera (que yo se está cerquita de la Cooperación) y presentar una denuncia. No lo hice porque mi hermano quería caminar por las librerías buscando el libro original de tapa dura.


Más allá de mis consideraciones, Julio Ordano, Marcelo Sanchez, Dario Levy, Hernán Vasquez, Gustavo Pardi, Federico Ametta, Cecilia Kruchoski, Coni Marino y Claudia Pereira (pese a su posible minoría de edad), hicieron que el viaje se torne agradable, aunque agotador (le recortaría con una podadora de jardín, unos cuantos minutos a la obra).


Más bien que siempre estaba el texto de Arlt para salir en defensa, como un superhéroe cuadrado, como un salvador ante el vacío, la inutilidad de la vida y el desamparo (yo también puedo ponerme triste y ser desdichado…snif).


Del libro a la escena, el eterno dilema


Los 7 locos


Kevin Quitapenas


La propuesta escénica de Omar Aita, fundada en el libro de Roberto Arlt (que de por si tiene una excelente narrativa) la encontré creada en base a ciertos principios estéticos de los cuáles, según mi humilde criterio, el propio director no pudo escapar después.


Comenzando con un fidedigno respeto literario a la obra escrita de Arlt. Donde los personajes que vemos tridimensionalmente en escena, hacen, dicen, muestran exactamente aquello que leemos con personajes en las páginas escritas. Si bien este es un proceso lógico, siento que disfruté mucho la obra, solamente porque disfruto mucho leyendo a Roberto Arlt.


Solamente al final, con el disparo en cámara lenta y la imagen en su composición general, sentí que se creaba algo nuevo, a partir de la obra de Arlt. Como una lectura que nos lleva de un lenguaje literario a otro teatral.


Las actuaciones, en su mayoría, me parecieron sólidas y muy bien construidas: El Astrólogo, Ergueta, la bizca, los hermanos Espila, el buscador de oro, por poner ejemplos, me hicieron revivir el texto y la poética de Arlt. Pero asimismo, algunas actuaciones me parecieron menos convincentes que otras. Asumo que manejando tantos personajes en escena, es difícil llegar a unificar los niveles y las presencias que cada actor puede aportar al trabajo.


Pero eso sentí, un desnivel, algunos necesitan todavía crecer mucho más, incluyendo a nuestro querido Erdosain que tenía momentos dignos de ser recordados y rescatados, pero que todavía lo sentía algo perdido en el juego escénico y en la forma y soltura con la que encaraban los textos otros actores, como el astrólogo (Julio Ordano), por ejemplo.


Pero eso sí, se nota el trabajo, la pulcritud en el manejo del espacio y las imágenes que te transportaban de una escena a otra con naturalidad y sin necesidad de grandes efectos, un juego de luces sencillo pero eficiente y una música que me hubiese gustado, sea: o solamente diegética (que la vemos surgir de algún lugar en la narrativa) o solamente extra-diegética (que surge de los parlantes que nos rodean como espectadores).


Creo que la obra literaria de Roberto Arlt es un reto para cualquiera y este particular elenco, con Omar Aita a la cabeza, se defiende con gallardía y se arriesga, eso es lo más importante: se arriesga. Y algo importante y rescatable: ves la obra y te dan ganas de leer el libro (aunque sea por tercera vez).


Los 7 locos, puede ser vistos y escuchados en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Godini, los viernes a las 21:00, los sábados a las 20:00 y los domingos a las 21:00.